Waldo nació el 3 de septiembre de 1959, hijo del gran pastor presbiteriano Luis García y la hermana Nancy Villarroel.

Desde pequeño observó y fue educado por sus padres en el activismo social por causa del evangelio, notando cómo su padre fue un gran activista de derechos humanos en Talca.

Entró a estudiar derecho a la Universidad Católica de Valparaíso, donde fundó junto a su amigo Roberto Parra el Grupo Bíblico Universitario de dicha carrera, también fundaron en 1979 el hogar universitario La Roca, para rehabilitación de drogas. Crearon también “Evangélicos por la Democracia” en el año 1980, y entró a estudiar teología en la Comunidad Teológica Evangélica de Chile. Otra organización que formó junto a su amigo fue el grupo “Los Paraguas”, un grupo no violento de humor y política, que tenían una revista que se llamaba El Quiltro.

Desde el año 85, fue activista del Servicio Paz y Justicia SERPAJ, esto por cuanto “teníamos la fe en que la única forma de conseguir la justicia era la paz, la violencia siempre trae injusticia, éramos seguidores de Gandhi y Martin Luther King Jr, creamos grupos en Talca, también un grupo llamado “la Pandereta”, porque rayábamos las paredes de la ciudad”. Llegó a ser secretario del SERPAJ, y paralelamente, estaba vinculado al Centro Ecuménico Diego de Medellín, en esas labores viajaba mucho a Santiago.

“El año 1987, me casé con Verónica González, habíamos pololeado desde los 80, nos casamos en una organización vecinal, nos casó un cura y mi papá como pastor, lo celebramos con los vecinos, cantábamos allí “Quien dijo que todo estaba perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón”. Con mi esposa trabajamos como voluntarios en Quintay, hacíamos ollas comunes, etc. Sabíamos que lo único que nos podía salvar era la economía solidaria, mi esposa hacía los centros de recreación infantil, que después tomó SEPADE. En esa época, se usó las platas de los jubilados y los profesores para salvar la crisis de los bancos”.

Ayuno por la unidad de la oposición.

En 1987 el escenario político en Chile era de gran tensión, de acuerdo con la Constitución creada por la dictadura en 1980, en 1988 terminaba “la presidencia” (sic) de Pinochet, y se debía realizar un plebiscito para su continuidad. La dictadura cívico militar contaba con todos los poderes y recursos del Estado para su campaña política, mientras que la oposición estaba no solo bajo persecución, clandestinidad y escases de recursos, sino también enormemente fraccionada y dividida en partidos y movimientos. Los análisis indicaban que esta falta de unidad y falta de proyecto por parte de la oposición se constituían como el principal aliado de la campaña de Pinochet, de forma tal que urgía la unidad, pero ésta no se veía plausible o clara (Guerra M, 1987).

Conscientes de esta enorme falencia, el evangélico Waldo García y el católico Osvaldo Muñoz, junto a otros voluntarios de Valparaíso deciden organizar un ayuno o huelga por la Unidad de la Oposición el día 10 de diciembre de 1987 (día de los DD.HH.), como llamado de atención a los líderes políticos, como ejemplo acerca de que hay cosas más importantes que lo individual, para que vieran a un par de pobladores, exigiéndoles desde abajo que dejaran sus rencillas y se unieran porque lo colectivo, Chile, está primero. Así lo relata Waldo:

“Los jóvenes veíamos que la oposición estaba dividida entre los viejos porque los jóvenes estábamos unidos, hacían distinciones los viejos, y decidimos presionarlos para que se pusieran de acuerdo, con un ayuno, una huelga de hambre. Eso lo organizamos con el “negro Osvaldo Muñoz”, que era católico, y quien estaba convencido que las juventudes políticas no iban a hacer nada, entonces ideamos ambos hacer esta huelga de hambre, no podíamos poner en riesgo a más gente que a nosotros mismos, e hicimos una huelga de hambre el negro Osvaldo y yo. Para planificarla nos reunimos entre 100 y 150 amigos, decidimos que nosotros seríamos el estómago, otro grupo las nauronas, otros la boca para la publicidad. Lo hicimos en cerro Ramaditas, donde había un centro integral de educación popular, perteneciente al barrio O’higgins. Planificamos que se haría el 10 de diciembre, día internacional de los DD.HH., lo planificamos con anticipación, en mayo de ese año, fue tal la anticipación que unos nutricionistas nos dieron una dieta especial previa para estar fuertes en ese periodo, aunque no era una huelga seca, sino con agua y suero popular, es decir, aguas con sales. Para nosotros no era huelga, sino ayuno pues hay demonios que solo pueden ser expulsados con oración y ayuno: el egoísmo, la falta de unidad, la soberbia. El grupo de “neuronas” se reunió con Patricio Aylwin, Enrique Correa, y Gladys Marín con el propósito de sensibilizar a los partidos políticos para que la oposición se uniera para obtener la democracia.”.

La organización que estuvo detrás de este evento se llama “Centro Integral de Educación Popular de Ramaditas” o simplemente CIEP Ramaditas, además de SERPAJ. Esta huelga de hambre, o ayuno, fue denominado “Por la Unidad de los Partidos Políticos”, “Chile está primero”.

La huelga, a pesar de ser hecha en una población, tuvo un gran impacto y fue visitada por el obispo católico Carlos Camus, por el sacerdote Pepe Aldunate, por el pastor Luis García y diversas comunidades religiosas, recibió apoyo vía carta del mismísimo Clotario Blest, entre otros. Por otra parte, se levantaron comités de solidaridad con los huelguistas en Santiago, donde participaron el sociólogo Cristian Parker, y la abogada Irene Rojas, etc.

El huelguista Osvaldo Muñoz explicaba la huelga así: “Después de tantos años de ver lo mismo, que nunca han podido juntarse, nosotros dijimos: “Hasta cuándo van a seguir manteniendo al pueblo pendiente que alguien nos diga ´esto hay que hacer contra la Dictadura´. No podíamos seguir esperando. Y yo, que soy cristiano y me la he jugado estos catorce años, me vi enfrentado al dilema de tomar un arma o la palabra del Evangelio, que es la mía, para exigir la unión”.

Toda la cobertura de la prensa les ayuda sorpresivamente en su objetivo, de forma tal que consiguen llegar a las altas esferas de la política opositora a la que apuntaban, siendo visitados por personajes opositores de alto calibre en dicha fecha, tales como Patricio Aylwin, Ricardo Lagos, Gabriel Valdés entre otros, hasta que el 30 de diciembre se suscribe un documento transversalmente firmado por partidos de la oposición a Pinochet, que permitió levantar la huelga. 33 días después de firmarse el compromiso de Unidad de la Oposición ante los pobladores huelguistas, nació la Concertación de Partidos por la Democracia.

Aunque el hecho fue olvidado por la élite política, diversos registros hay en la prensa de la época sobre esa huelga y su impacto en la conformación de una Unidad para vencer a Pinochet y en la conformación misma de la Concertación de Partidos por la Democracia. Este evento de marcado interés religioso fue un mensaje directo a la clase política para unirse en favor del país y la vida.

Con posterioridad a este evento Waldo figura trabajando activamente por la ley de culto, y por diversas causas políticas, ambientales, sociales, y culturales.

Waldo García Villarroel falleció sorpresivamente de un ataque fulminante al corazón el 24 de noviembre de 2021, a la edad de 62 años.»