Por Camilo Bahamondes Albie

Abogado colaborador de Chileufú

 Convengamos que dentro de lo que va del Siglo XXI, la humanidad está en riesgo de subsistencia por algunos varios tópicos tales como la rápida sobrepoblación, la contaminación incontrolable, peligros de la energía nuclear y la mala administración de los recursos, tal como señalara de manera alarmante el pensador boliviano Oscar Ichazo en su obra “los cuatro asesinos de la humanidad”.

En la búsqueda de soluciones a aquellos problemas que nos confrontan, es pertinente el dar con pensamientos que son efectivos, realistas y que aporten con una solución al problema, a la hora de combatir el avance de la degradación de la humanidad y su planeta.

En el pensamiento prolífico del don Howard Richards, encontramos algunas joyas del pensamiento, producidos por su interés y manejo de temas relativos a la paz, los postergados, la dignidad y humillación, la economía, la organización de las comunidades, el derecho y la ética.

Por ejemplo, en una de sus últimas ponencias de Octubre de 2022, Howard Richards nos dice que “uno de los defectos fatales del sistema-mundo que habitamos –un sistema que ha sido construido por la historia, y cuyos defectos no son la culpa de nadie ahora viviente, es la humillación masiva de las personas rechazadas por el mercado laboral. Como dice mi amiga la psicóloga Evelin Lindner, “la humillación es la bomba atómica de las emociones.” Por la escasez de trabajo digno, y la consecuente humillación masiva, surgen delincuencia, droga, alcoholismo, y violencia de todo tipo. Como políticas públicas, y como exigencia ética al famoso uno por ciento que controlan la mayor parte de los excedentes en el mundo actual, proponemos volcar los excedentes a la creación de empleo digno. Recalcamos el trabajo más importante y más digno de la época que vivimos. Aquel trabajo es de muchos tipos distintos, pero tiene una sola meta: rescatar los equilibrios de la naturaleza, restaurar la paz entre los humanos y nuestra madre la Pacha Mama, es decir la tierra”.

Continúa el profesor Richards lúcida prédica señalando que “difícilmente podemos manifestarnos como partidarios de una ética solidaria y biocéntrica, si no practicamos una ética solidaria y biocéntrica. Por eso recomiendo revisar nuestros presupuestos, para determinar primero si tenemos excedentes. Muchos no cuentan con ningún excedente, ni de dinero, ni de tiempo, ni de nada. Y en el caso que tenemos algún excedente, dedicarla con prioridad a la creación de empleo digno al servicio de nuestra madre la tierra.[1]

Es por ello que, constatando que tenemos pensamientos que pueden ayudar a enmendar el camino de nuestra especie, los cuales proliferan a través de conversaciones necesarias en nuestros espacios de convivencia, el que el mundo necesita la filosofía de Howard Richards más que nunca, como una pauta básica en la cual podamos enfrentar los paradigmas imperantes en forma de dogmas, con este pensamiento fiero que es capaz de repensar varios de los dominios intelectuales del humanismo y la ciencia.

[1] A saber: la rápida sobrepoblación, la contaminación incontrolable, los peligros de la energía nuclear y la mala administración de los recursos naturales.